sábado, 3 de octubre de 2009

Rio 2016

Ayer, día 2 de octubre de 2009, se decidió en Copenhague la que sería sede olímpica del año 2016: Rio de Janeiro se impuso en la final a Madrid; previamente habían caído sorprendentemente Chicago y, no con tanta sorpresa, Tokio.
La verdad es que los dos proyectos finalistas eran muy buenos: Madrid, como puntos fuertes, presentaba la infraestructura y la seguridad (por aquello de convertir la amenaza en oportunidad), además del apoyo popular, y como puntos más débiles, sobre todo el aparato administrativo y el hecho de que 4 años antes se celebrarían los JJ.OO. en Europa. Y hay que abrir mercado...
Rio presentó un proyecto sin complejos: a favor, el apoyo popular y el hecho de que en Sudamérica nunca se habían celebrado unos Juegos. En contra, la delincuencia y el déficit de infraestructuras construidas hasta el momento.
En fin, sólo cabe felicitar al campeón y ya está. Además, ya tengo una excusa para ir a Brasil ;)
Lo que me ha parecido curioso es que en el resto de Sudamérica se hayan alegrado tanto. Parece que pesa más la cercanía que los vínculos históricos que Madrid, España, tiene con esta región.
Motivos económicos aparte, creo que el principal motivo es que España, sobre todo desde su incorporación a la UE en 1986, ha vivido (hemos vivido) de espaldas a Sudamérica, y en general, a su historia. Nos hemos pegado a los ricos. Y es que somos un país que podríamos ser la puerta de Europa, Sudamérica y del mundo árabe, pero sólo percibimos la parte negativa. Un país mucho más próspero de saber aprovechar nuestras oportunidades, pero no somos capaces.
En fin, quiero aprovechar la ocasión para abrir mi mensaje a todo aquel que pueda entender mis palabras: al mundo hispanohablante. Creo, sinceramente, que hemos de acercarnos más si cabe, institucionalmente, a una región que, yo personalmente, considero hermana.
Una idea que se me ocurre es, por ejemplo, establecer criterios comunes para todas las Universidades de los países hispanófonos para poder hacer válidos los estudios que de ellas se deriven en todos los territorios. No sé.
Lo cierto es que ya no creo en la política, porque implica control, y cada vez hay más chupasangres en ese mundo que hacen que la buena gente se eche para atrás.
Propongo las listas abiertas como paso previo a la internacionalización de los servicios: sanidad, justicia... En realidad, en un mundo en el que se tiende a crear grandes bloques regionales, todos viviríamos mejor si los ayuntamientos fueran, por ejemplo, delegaciones de un Órgano Internacional de Administración, en definitiva, que los beneficios de los países ricos se socialicen.
Un saludo.